Ojo que las de la imagen no son katiuskas de verdad, están fabricadas con metal galvanizado, así que no serían nada cómodas como calzado, están directamente diseñadas cómo florero, pero si extrapolamos la idea, podemos utilizar las botas auténticas que ya estén algo viejas, pasadas de moda, o que ya no queramos utilizar como florero, especialmente en el jardín.
En realidad se pueden colocar en cualquier sitio, no solo en exterior, pero no quedarán muy bien en la mesa de centro de la casa, hay sitios más adecuados para ellas, el recibidor, el descansillo de unaescalera, el porche, el patio, la terraza si la tenemos… yo creo que la idea es elegir un sitio en el que unas botas se puedan encontrar con relativa lógica para que no desentonen.
Incluso aún siendo katiuskas de verdad, por ejemplo las clásicas en color verde, se les puede dar con pintura de otros colores un toque envejecido, aunque para eso habrá que darse cierta maña con el pincel… Las flores de colores intensos o claros, blanco, rosa, amarillo, quedarán muy bien en su interior porque destacarán enormemente.
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