Como si de la casa de la película Up se tratara, este banco se mantiene suspendido en el aire por globos, despertando sensación de ingravidez, inquietud e intriga en aquel que lo observa (no hay más que ver la cara del niño). Sus creadores, los chicos del estudio japonés h220430, se inspiraron en el cortometraje francés de 1956 “Le Ballon Rouge”, que cuenta las aventuras de un niño y un globo rojo que se encuentra camino de la escuela, que parece tener vida propia.
Obviamente, el banco no levita gracias a la acción elevadora de los globos, aunque éstos sí que participan en su sustentación, ya que algunos de ellos son de pega y están anclados al techo, sujetando con sus inocentes cordeles (que en realidad son cables) todo el peso de la estructura.
Lo mejor de todo, es que aún conociendo el truco, el efecto del banco suspendido en el aire sigue siendo cautivador. Algo que no ocurría con la versión preliminar de este banco que os enseñó mi compañera Raquel hace unos meses. Ahora uno espera que en cualquier momento se mueva por la habitación con una corriente de aire o que intente escapar por una ventana rumbo al cielo, como siempre me pasaba con los globos de pequeño
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